El crecimiento del comercio internacional ha abierto nuevas oportunidades para las empresas peruanas. Pero para aprovecharlas, se necesita más que un buen producto: se requiere una estrategia de exportación bien planificada, capaz de competir en mercados exigentes y sostenibles.
En un entorno global en constante transformación, la planificación logística se ha convertido en un factor decisivo para la competitividad de las empresas que operan en comercio exterior. De cara al 2026, las compañías deberán anticiparse a una combinación de nuevos desafíos económicos, tecnológicos y geopolíticos que impactarán directamente en los flujos de importación, exportación y carga proyecto.
La infraestructura portuaria es la base sobre la que se sostiene el comercio exterior de un país. En el caso del Perú, su ubicación estratégica en el Pacífico Sur lo posiciona como un punto de conexión vital entre Sudamérica y Asia.
Asia continúa siendo el principal origen de bienes manufacturados y tecnológicos para el mundo. En el caso del Perú, más del 40 % de las importaciones provienen de China, Corea del Sur, Japón y otros países del sudeste asiático. Sin embargo, la alta demanda y la complejidad logística de esta región exigen una gestión estratégica para asegurar rentabilidad y eficiencia.
En un entorno global cada vez más competitivo, optimizar los costos logísticos sin comprometer la calidad ni los tiempos de entrega es un desafío crítico para las empresas importadoras y exportadoras. El transporte aéreo y marítimo, pilares del comercio internacional, representan una parte significativa de los costos operativos.
La logística internacional está viviendo una transformación sin precedentes. En un mundo donde la eficiencia, la trazabilidad y el cumplimiento normativo son clave, la digitalización aduanera se ha convertido en un pilar esencial para que las empresas peruanas optimicen sus procesos de importación y exportación.